Me he levantado pensando que hoy no tenía que ser un día más. Los días no son nunca como otro cualquiera, pero hoy especialmente me he levantado pensando en que tenía que hacer algo. Ayer me llamó a última hora un amigo porque la fiesta que habían organizado era un desastre y tenían sus esperanzas puestas en ese dinero. Pensé "Tendrías que hacer algo". Nuestras situaciones son tan distintas como similares, como la de la mayoría de la gente que conozco. Creo que tendrían que hacer algo, pero no conseguimos decidir qué hacer...
Cerca de mi hay una chica incoportablemente dulce, porque no sabe a vainilla, ni a chocolate, ni a miel... es más bien como el café con demasiado edulcorante.
Ella por ejemplo... no tendría que hacer nada. Como tantos otros.
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