martes, 7 de agosto de 2007

Cena con margarita

Ayer cené con una amiga: compartimos quesadillas y dos margaritas. No sé el porqué de nuestra amistad, porque siempre se hace preguntas para encontrar las respuestas que busca. Y cuando digo "las respuestas que busca" me refiero a eso. Quiere determinadas respuestas y su propósito es encontrarlas como sea, para lo que se hace determinadas preguntas. Digamos que es como alguien que planea un viaje, a París por ejemplo, y elige el camino que ha de llevarla allí.
A veces me dan mucha pena sus obsesiones, el tiempo pasa y deja sus huellas sobre ella... y me apena que no haga nada más que correr y recordar que un tipo, al que nunca quiso, pensó que ella era estupenda. Cometí el error de intentar que se respondiese a esas preguntas, creyendo que esta vez era diferente y querría saber. Intenté ayudarla a que conociese las respuestas probables. Yo no sé cuáles son, pero se me ocurren caminos para llegar a ellas. Sin embargo, me equivoqué, una vez más fui muy torpe... y se enfadó. Luego intenté arreglarlo y que se sintiese bien. Y lo conseguí.
Pero yo ya no me sentía bien. Y no podía entender qué demonios hacía con esa persona... malgastando mis horas enfrente de un margarita.

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