jueves, 2 de agosto de 2007

La isla

Pasé dos semanas en una isla. Me quedé sin techo el cuarto día y el quinto sin dinero y por esas casualidades del destino acabé mis días en una preciosa casa, en lo alto de una montaña, desde donde se veían las puestas de sol más espectaculares de mi planeta. Era sorprendente...
La ciudad en la que vivo está plagada de gente encerrada en ataudes. Y en la isla conocí a otros rodeados de festivos atardeceres. Pero eran los mismos, se morían.
Había una chica preciosa hace 15 años, convertida en mujer con larga historia de fiestas a sus espaldas que incendiaba todo la que la rodeaba de una forma irresistible para que no la vieran.
Recuerdo a Marco. No se reflejaba en los espejos y pensaba que era una especie de vampiro encantador. Pero en realidad era transparente... No se había dado cuenta de que ya no respiraba. No se lo dije. Me preguntó qué pensaba de él y yo no se lo dije... ¿para qué herir a quien probablemente no existe?
Fueron unos días mágicos.

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