No lo hubiera definido mejor. Una amiga me comentaba el otro día que cuando veía teatro en España le parecía que era como si fuese "de escuela". Ella es del Este de Europa, entonces me vino a la cabeza el teatro que ha pasado por aquí procedente de los países de la desaparecida Unión Soviética...
Sí, exactamente, es como de niños, como esta sociedad, de niños... pero confío en que, con las pasiones que en los últimos tiempos parecen desatar en la audiencia las artes escénicas la cosa vaya, aunque sea poco a poco, mejorando. Lo de la sociedad lo veo algo más complicado.
viernes, 30 de noviembre de 2007
Algunas impresiones
En los últimos días he visto un par de funciones. La primera de Angélica Lidell, "perro muerto..." con algunos aciertos, pero demasiado discursiva, con aspiraciones vanguardistas que se quedan en un mero exhibicionismo discursivo de su autora_protagonista (que poco tiene de lo que quejarse en cuanto a los amores que parece despertar por los programadores).
El otro caso es un delirio, cómico e irónico, dirigido por Ernesto Caballero. Aunque a veces pierde el ritmo, el buen hacer de los actores y una puesta de escena que, sin caer en excesos, consigue recrear esos personajes imaginados por Mihura hacen que merzca la pena pasarse por el María Guerrero.
El otro caso es un delirio, cómico e irónico, dirigido por Ernesto Caballero. Aunque a veces pierde el ritmo, el buen hacer de los actores y una puesta de escena que, sin caer en excesos, consigue recrear esos personajes imaginados por Mihura hacen que merzca la pena pasarse por el María Guerrero.
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