martes, 10 de noviembre de 2009
de vuelta
Ni yo me lo creo, pero ya está bien. Abro de nuevo el blog. Comienzo a contar cosas y a escribir. A ver si alguien se asoma por esta zona de la Red...
miércoles, 7 de enero de 2009
Viva 2009
Intentemos olvidar la tan anunciada, comentada y temida crisis, aunque sea por unos minutos. Os deseo un próspero y feliz año nuevo. Entre mis decisiones, que no propósitos (las decisiones tienen más fuerza) escribir más a menudo.
viernes, 30 de noviembre de 2007
De niños
No lo hubiera definido mejor. Una amiga me comentaba el otro día que cuando veía teatro en España le parecía que era como si fuese "de escuela". Ella es del Este de Europa, entonces me vino a la cabeza el teatro que ha pasado por aquí procedente de los países de la desaparecida Unión Soviética...
Sí, exactamente, es como de niños, como esta sociedad, de niños... pero confío en que, con las pasiones que en los últimos tiempos parecen desatar en la audiencia las artes escénicas la cosa vaya, aunque sea poco a poco, mejorando. Lo de la sociedad lo veo algo más complicado.
Sí, exactamente, es como de niños, como esta sociedad, de niños... pero confío en que, con las pasiones que en los últimos tiempos parecen desatar en la audiencia las artes escénicas la cosa vaya, aunque sea poco a poco, mejorando. Lo de la sociedad lo veo algo más complicado.
Algunas impresiones
En los últimos días he visto un par de funciones. La primera de Angélica Lidell, "perro muerto..." con algunos aciertos, pero demasiado discursiva, con aspiraciones vanguardistas que se quedan en un mero exhibicionismo discursivo de su autora_protagonista (que poco tiene de lo que quejarse en cuanto a los amores que parece despertar por los programadores).
El otro caso es un delirio, cómico e irónico, dirigido por Ernesto Caballero. Aunque a veces pierde el ritmo, el buen hacer de los actores y una puesta de escena que, sin caer en excesos, consigue recrear esos personajes imaginados por Mihura hacen que merzca la pena pasarse por el María Guerrero.
El otro caso es un delirio, cómico e irónico, dirigido por Ernesto Caballero. Aunque a veces pierde el ritmo, el buen hacer de los actores y una puesta de escena que, sin caer en excesos, consigue recrear esos personajes imaginados por Mihura hacen que merzca la pena pasarse por el María Guerrero.
lunes, 29 de octubre de 2007
Langhoff y su Quartet
Tobias Langhoff es arriesgado y valiente. De eso no hay duda. Pero a veces sus recursos no tienen la eficacia esperada, tratándose de un director con tanto talento. Vi su Quartet, depués del siempre impactante Pandur (esas odiosas comparaciones... inevitables). Y aunque su sordidez resulta más decadente que la de Pandur, a veces el montaje se vuelve incómodo, demasiado inaccesible para buena parte del público, que salió espantada. Otros tantos sí disfrutaron. Y otros, los más, estábamos algo confusos...
jueves, 4 de octubre de 2007
Días extraños...
En los que no he podido escribir. He visto un par de películas en el cine (Death proof y el ultimatum de Bourne) que no merecen especial mención, cumplen sobradamente con su cometido, están bien hechas, con oficio y resultan entretenidas (cada una en su registro, muy diferentes, claro). Fui al teatro: Lope de Vega, Zorrilla e Ibsen han sido los últimos.
Correcto el Perro del Hortelano (digamos que se deja ver), interesante el montaje de "Morir pensando matar" a pesar de la obvia ausencia de química entre los actores de la compañía, e inquietante Hedda Gabler, en el círculo. Fría, desdibujada, incómoda... la escenografía, el montaje, los actores... todos inquietantemente perfectos, en un texto perturbador y algo dificil de entender para tratarse del certero Ibsen (ni el autor parece tener clara que oculta la cabeza de Hedda).
Por lo demás, la vida sigue dándome gratas e incomprensibles sorpresas... otras incómodas en las que prefiero no pensar.
Correcto el Perro del Hortelano (digamos que se deja ver), interesante el montaje de "Morir pensando matar" a pesar de la obvia ausencia de química entre los actores de la compañía, e inquietante Hedda Gabler, en el círculo. Fría, desdibujada, incómoda... la escenografía, el montaje, los actores... todos inquietantemente perfectos, en un texto perturbador y algo dificil de entender para tratarse del certero Ibsen (ni el autor parece tener clara que oculta la cabeza de Hedda).
Por lo demás, la vida sigue dándome gratas e incomprensibles sorpresas... otras incómodas en las que prefiero no pensar.
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